La exposición “El niño, el bronce y el olivo”, resultado de un taller de sensibilización al arte desarrollado con niñas y niños purépechas de la comunidad de Huancito, Municipio de Chilchota, Michoacán, e inspirada en la obra “El marco” del artista francés NAJI, tiene por finalidad mostrar cómo viven e interpretan su realidad las y los niños purépechas, así como ya se ha hecho en otras latitudes (Nueil-les-Aubiers, Francia y Togo, Lomé).
En el caso del taller que se realizó con las niñas y niños purépechas de la comunidad de Huáncito, Michoacán, se tomaron diez de las 24 obras que componen la colección de NAJI para que las niñas y niños relacionaran esas imágenes con lo que ellas y ellos viven en su vida cotidiana. Así, estas niñas y niños, que ayudan a sus padres y madres en la elaboración y venta de artesanías típicas, a través de oraciones concisas, nos permiten leer cómo ven y viven su realidad. De este modo, al conocer otras expresiones artísticas, ellas y ellos se adentran en la cultura universal y, al unísono, nos muestran su mundo.
Esta convergencia entre lo universal y lo particular, es posible, gracias a que las imágenes tomadas de la exposición “El Marco”, representan símbolos simples, sencillos, transgeneracionales y transculturales de la condición humana. Por ello, el mensaje que aporta la obra artística, puede ser clara y universalmente interpretado, pero, a su vez, también nos permite percibir los valores individuales y culturales que están detrás de los infantiles ojos que se han adentrado en la interpretación de “El Marco”. De tal modo, podemos percibir las relaciones de género, el valor del trabajo, el papel del ocio, la diferencia entre conversación y discusión; entre otras imágenes que, expresadas literariamente, nos permiten comprender cómo viven su niñez las y los niños purépechas.

Texto: Erik Serna Luna