“Las excavaciones que realizamos son en un sitio particular: Mal País Prieto o también conocido como la Ciudad Perdida, ahí arribaron los uacusechas, nombre del grupo chichimeca que llegó a la región de Zacapu y que terminó instalándose en Pátzcuaro para crear un imperio, el P'urhépecha (tarasco)”, explicó a Crónica Gregory Pereira, responsable de los trabajos en la zona.
El arqueólogo detalló que en el siglo XIV cuando los españoles llegaron a Michoacán, la región de Zacapu era un reino independiente de los mexicas e inclusive, era una región enemiga, en donde dominaban los chichimecas que habían llegado unos siglos antes a Michoacán, los cuales empezaron a tomar potencia poco a poco hasta instalarse en Zacapu y se nombraron, según fuentes históricas, como uacusecha, palabra que en purépecha significa águila.
Zacapu fue ocupado 200 años antes de la Conquista –de 1200 a 1400– y durante su apogeo abarcó 37 hectáreas en donde habitaban cerca de 5 mil habitantes. “Hemos excavado menos del 10% del sitio porque el potencial es enorme y Mal País es uno de los cuatro sitios grandes de la zona ya que hay más de 400 sitios que son menores en tamaño”, indicó Gregory Pereira.
Después de concluir el mapeo completo de Zacapu, los arqueólogos del CEMCA determinaron la existencia de mil 462 estructuras arquitectónicas edificadas, en mayoría casas habitacionales, construcciones de almacenamiento, edificios comunitarios y sobresale, una pirámide de 36 metros de largo, 18 de ancho y nueve de alto.
PIRÁMIDE. La pirámide –que carece de un nombre– se ubica en una plaza ceremonial, es una construcción de piedra de basalto, con recubrimiento de laja, con 13 escalinatas y que actualmente conserva sólo la base, ya que la parte superior fue saqueada durante 1970.
—¿Este vestigio fungió como adoratorio de alguna deidad?
—No sabemos, parece ser que es una pirámide ubicada del lado este de la plaza, donde se levanta el sol y puede estar relacionada con un culto solar, no tenemos pruebas muy claras sobre cuál era la deidad que se veneraba aquí, pero por las fuentes históricas se sabe que los tarascos tenían como deidad principal al Dios del Fuego, el cual está relacionado con el Sol.
Cerca de la pirámide, añadió Gregory Pereira, también encontraron una zona de entierros de personas adultas donde descansaba, sobre una gran urna, el esqueleto de un hombre que, aseguró, fue importante para la región.
“Se sabe que es un entierro muy antiguo y por la estratigrafía podemos decir que fue instalado al inicio de la ocupación de Mal País, después enterraron más gente a su alrededor como si fuera un personaje que atrajo a que la gente quisiera ser enterrada cerca de él, tal vez porque eran sus familiares o porque fue un personaje con incidencia; pero por desgracia fue enterrado sin ningún objeto que nos dé indicios si fue algún gobernante”, detalló.
Los únicos elementos que hasta el momento conocen los investigadores del CEMCA son: que el hombre uacusecha fue enterrado en una parte importante del sitio, que la urna tiene una fabricación perfecta y que personas le colocaron ofrendas de animales con importancia simbólica: venados –animal sagrado para los purépechas–, aves rapaces –en proceso de identificación– y dos huesos trabajados, uno de mapache y otro de humano.
“En esta civilización no había escritura porque usaban la tradición oral y a diferencia de otras, en donde el nombre del dueño está escrito en la vasija de su entierro, aquí sólo podremos saber quién fue el personaje a través de sus huesos, estudio que está en proceso”, expresó.
Otro elemento hallado en la pirámide es una escultura antropomorfa hecha con piedra de basalto, la cual también están analizando ya que no tiene atributos de deidad ni glifos que indiquen a quién representa. Al respecto, Gregory Pereira señaló que la encontraron empotrada en la pared de la pirámide, pero debido al temor de que fuera robada, la retiraron y realizaron el esquema exacto de su ubicación para que, en un futuro, si el sitio es abierto al público, puedan colocarla de nuevo.
DEFENSA. Un aspecto interesante de Zacapu es que fue una ciudad muy poblada a pesar de ser un sitio inapropiado, añadió el arqueólogo del CEMCA, ya que geológicamente es tierra que carece de agua y donde abunda la piedra volcánica.
—¿Tienen algunos indicios sobre la vida cotidiana de los uacusechas?
—Hay una persona que estudia los restos botánicos del sitio. Algo interesante es que si las plantas caen en el fuego se carbonizan y al mismo tiempo, se conservan y en el sitio eso es posible. Sabemos que cultivaban maíz y frijol, que explotaban dos bosques cercanos porque encontramos madera de especies de altura, lo cual nos indica que tenían que ir a esos lugares o que la conseguían por intercambio. También sabemos que sus herramientas eran navajas de obsidiana que provienen de unos 30 kilómetros al norte, que existieron talleres donde los artesanos producían dichos instrumentos y que había restos de cobre; sin embargo, no tenemos evidencia de que ellos produjeran el metal, quizá lo obtenían por intercambio.
Sobre el por qué ocuparon Zacapu, dijo, se tiene la hipótesis que fue por cuestiones defensivas al ser un periodo muy conflictivo debido a la llegada de los españoles y a las migraciones de otras culturas prehispánicas, y ese argumento se refuerza porque después del año 1450, fecha del abandono, no hubo recubrimientos de los vestigios por una ciudad más tardía.
CERÁMICA. En las excavaciones hechas en las casas habitacionales, los investigadores del CEMCA han encontrado una fuerte presencia de entierros en vasijas de barro, de los cuales, analizan los huesos completos de 20 cuerpos. Aunque Gregory Pereira dijo que debido a los saqueos, cuentan con huesos incompletos, desechos y removidos de la zona, mismos que están tratando de cuantificar y analizar.
“Son hombres y mujeres enterrados, los niños más grandes están en el área de cementerio y en las casas prevalecen los niños de menor edad, entonces deducimos que había dos lugares de enterramientos. Solían enterrar a los niños dentro de las casas, pues hemos encontrado urnas funerarias, es decir, ollas, donde colocaban sus cuerpos”, detalló.
Por último, el arqueólogo indicó que en los desechos de las casas también hallaron pequeños objetos de figurillas hechos de barro y piedra basáltica, así como cascabeles de cobre. Hasta el momento, dijo, tienen 15 piezas de cerámica restauradas que han podido reconstruir gracias al apoyo de investigadores de la Escuela Nacional de Restauración y Museografía del INAH.
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Fuente: Reyna Paz Avendaño. Cronica.com.mx
Publicado originalmente el 13 de Junio de 2013.

