“Ya se ha dicho que en 1492 América fue invadida y no descubierta, porque previamente la habían descubierto, muchos miles de años antes, los indios que la habitaban” Eduardo Galeano.

La historia oficial, reconoce a Cristóbal Colón como un visionario, un gran navegante y el “descubridor” del actual continente americano, sin embargo, su paso por el “nuevo mundo”, inició un proceso de brutal explotación, esclavismo y genocidio de cientos de pueblos originarios, en el devenir histórico, contra la historia oficial, se revela como el primer esclavista de América.

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón no descubrió América, contrario a lo que comúnmente se conoce, ésta fecha representa el principio de la sumisión total, la brutal explotación y el exterminio de millones de indígenas, la entrada de Cristóbal Colón en el Mar Caribe, significó el aniquilamiento sistemático de los habitantes de las islas de las Antillas y la destrucción de la Cultura Taína debido a la explotación inhumana a la que fueron sometidos, a las enfermedades infecciosas trasmitidas por los europeos y a la violencia propia de la conquista (Fuente: 5to Centenario de la rebelión Taína / Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y El Caribe).

El inicio de estos procesos de explotación y esclavización, se representan históricamente en Cristóbal Colón "la cruel política iniciada por Colón y continuada por sus sucesores desembocó en un genocidio completo” (Cristóbal Colón Marinero/ Monson Samuel). “La explotación a que sometió a los indígenas fue brutal. Les exigía la estrega de cierta cantidad de oro a cambio de un colgante de cobre que les servía como salvoconducto para preservar su vida. Cuando se encontraba algún aborigen sin dicho colgante, se le cortaban las manos y se le dejaba desangrar hasta la muerte” (Contra la Historia Oficial / Crespo Antonio).

Así mismo, Colón fue el primer el primer promotor y traficante de esclavos, “desde su base en Haití, Colón envió múltiples expediciones hacia el interior. No encontraron oro, pero tenían que llenar las naves que volvían a España con algún tipo de dividendo. En el año 1495 realizaron una gran incursión en busca de esclavos, capturaron a mil quinientos hombres, mujeres y niños arawaks, les retuvieron en corrales vigilados por españoles y perros, para luego escoger los mejores quinientos especímenes y cargarlos en naves. De esos quinientos, doscientos murieron durante el viaje. El resto llegó con vida a España para ser puesto a la venta por el arcediano de la ciudad” (La otra Historia de los Estados Unidos desde 1492 hasta el presente / Zinn Howard).

En el mismo tenor, el escritor Galeano resume, “Tres años después del descubrimiento, Cristóbal Colón dirigió en persona la campaña militar contra los indígenas de la Dominicana. Un puñado de caballeros, doscientos infantes y unos cuantos perros especialmente adiestrados para el ataque diezmaron a los indios. Más de quinientos, enviados a España, fueron vendidos como esclavos en Sevilla y murieron miserablemente” (Las venas abiertas de América Latina / Galeano Eduardo).

Por su parte, Miguel de Cueno, cómplice de Cristóbal Colón durante el segundo viaje, narra de ésta forma la partida de la isla de Santo Domingo: “La víspera de nuestro retorno a España, decepcionados al no haber encontrado oro, rodeamos los cuatro poblados situados cerca de nuestro fondeadero y capturamos a 1 600 salvajes, hombres, mujeres y niños grandes, y los embarcamos en nuestras naos para venderlos como esclavos en España. Al no contar con espacio suficiente en nuestras carabelas, informamos a los soldados del fortín que podían capturar tantos esclavos como quisieran entre los indios que quedaban. Como la pequeña ralea de las mujeres (N de la R: los bebés), abandonada in situ, armaba un jaleo horrible, les rompimos el cráneo, los otros niños fueron devorados por las bestias… Como pago de una deuda de juego, el propio Colón me ofreció una magnífica esclava caribe de 11 años. Cuando quise ejercer mis derechos sobre ella, comenzó a gritar y se me resistió. Tuve entonces que disciplinarla con mi látigo y forzarla”.

El propio Cristóbal Colón escribe en una carta fechada el 15 de febrero de 1493 “Pueden ver Sus Altezas que yo les daré oro cuanto hubieren menester…y esclavos cuantos mandarán cargar, y serán de los idólatras” y “cuando mandare que yo les envíe esclavos, espero yo de los traer o enviar de éstos la mayor parte” (Carta de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos anunciando el descubrimiento del Nuevo Mundo).
Finalmente, en un poder otorgado por Colón a Jerónimo de Agüero el 31 de octubre de 1497 se escribe “don Cristóbal Colón tengo cargo por Sus Altezas de las dichas Indias de las cosas de ellas necesarias, de las cuales algunas veces he enviado… algunas mercaderías e oro e plata e esclavos” (Poder de Cristóbal Colón a Jerónimo de Agüero).

Bajo el anterior marco, es preciso comprender el hecho histórico acontecido el 12 de octubre de 1492, no como el día del “Descubrimiento de América” o el “Encuentro de Dos Mundos”, sino como el día que inició la larga lucha de Resistencia y Dignidad Indígena.

“Fueron infinitas las gentes que yo vi quemar vivas y despedazar y atormentar por diversas y nuevas maneras de muertes y tormentos y hacer esclavos todos los que a vida tomaron” Brevísima relación de la destrucción de las Indias” Fray Bartolomé de las Casas.


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