"Ayer conviví y aprendí de mis antepasados P'urhépecha".

Mi padre fue el mejor sembrador que conocí desde mi infancia, fue mi gran maestro y el primer amigo de quien abrevé sus conocimientos, gustos y experiencias por su gran amor a la naturaleza y a la vida.

Talentoso campesino, quien con entrega, pasión, constancia y dedicación, cultivó e hizo producir la madre tierra para lograr el sustento de su familia y darle educación a sus descendientes.

Como olvidar desde mi niñez aquéllas andanzas y travesías que disfrutamos juntos por los campos, ríos y montañas de la tierras michoacanas; contemplando la exuberante flora y fauna de la naturaleza ambiental desde la alborada del padre sol.

De origen purépecha michoacano, cuando él fue por primera vez a su escuelita siendo niño, no hablaba español, solo su lengua materna "El idioma purépecha", de ahí que su mami ingeniosamente lo entusiasmó para empezar a socializarse, hacer amigos y jugar con ellos en el párvulo, hoy día escuela inicial o jardín de niños. Siendo adolescente y años después perdería a su mami por lo que a su temprana edad tuvo que empezar a construir un mundo nuevo y propio para enfrentar los retos de la vida.

Transcurridos los años, nunca imaginé ni remotamente que algún día podría narrar algunas experiencias vivenciales y menos vertir alguna opinión acerca del temple y carácter de mi padre, a quien sigo considerando que en su vida fue muy perseverante y dedicado hombre del campo, por no decir que fue el mejor que he conocido hasta hoy día.

Con marcada inclinación hacia las artes musicales, ejecutó diversos instrumentos como la guitarra, el tololoche, el clarinete y los platillos, entre otros. Además de haberse dedicado a la albañilería y servir a su comunidad natal, inquieto colaborador por naturaleza y polifacético al fin.

Siempre acostumbraba iniciar sus labores cotidianas antes de las 5 de la mañana con el firme propósito de cumplir con sus compromisos como jefe de familia, pues nuestra mami también lo apoyó, incluso en algunas ocasiones ella llegó a vestirse de barón para transportar la cosecha de su parcela hacia nuestra casa, ello ante la imposibilidad económica de pagar un peón.

Hoy con motivo de la celebración del "Día del padre", percibo y siento su presencia, pues algún día nos volveremos a reencontrar.

Este sentido homenaje va dirigido con profundo respeto y admiración, pero sobre todo con gran cariño para quienes ya han partido hacia una nueva dimensión y han cumplido a cabalidad con su gran misión en esta vida terrenal.

Ing. y Mtro. Roberto Cornelio O. (21/junio/2015)