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01/06/2010 #1irékati
- Fecha de ingreso
- 10 nov, 09
- Ubicación
- Mexico. D. F. Patamban anapu
- Nombre real
- José Luis Huerta Ruíz
- Mensajes
- 174
La Llorona
Patamban-. Año cristiano 2000, año americano 5114.
Aquella noche del mes de Noviembre de cuando yo era muy pequeño y estabamos cenando alrededor de la parhangua (fogón rústico hecho de piedras clavadas en el centro del piso de la cocina) cuatro generaciones. Mis abuelos, bisabuelos, mis papas y mis hermanos así como otros primos y visitantes de otras familias, haciendo una rueda grande, todos veíamos fijamente la danza de las llamas con sus hermosos colores que cambian constantemente y dan tonos fabulosos; azul, rojo, amarillo, morado, naranja, verde y toda la gama de colores del arco iris moviéndose en un danzar hipnótico y somnoliento, donde cabeceas y despiertas en un tris, pues la plática de los grandes es tan interesante y aterradora, que no te vas a dormir para no perder la compañía de los adultos, y a la vez, no puedes dejar de seguir escuchando aquellos relatos de espantos, del no ambakiti (diablo) y de la llorona.
La llorona, esa señora mítica de la cual todos y cada uno de los grandes tiene un relato idéntico y distinto a la vez, pues a todos los ha asustado la llorona, de una u otra forma, pero siempre ha sido la misma señora, que vaga en la penumbra de la noche, llorando por sus hijos y asustando a los incautos trasnochadores.
Mi tío Abelino Castillo, relata que cuando el era joven, andaba en el cerro del Keri Juata buscando unas yeguas que se le habían perdido a la familia, en Urinitiro le dijeron que las habían visto por la ladera del sur o sea por Pamatacuaro y hacia allá se dirigió en su caballo Bayo, que era muy noble y educado. Buscando esas yeguas se le hizo tarde y se le hizo noche, perdió la noción del tiempo con el ansia de encontrar sus yeguas, lo cual no fue posible, y como la noche era tan obscura decidió, que por ese día era suficiente, que se regresaba a Patamban y que al otro día regresaría con alguien mas para seguir buscando. Orientó su caballo rumbo a Patamban y casi, casi le soltó la rienda, pues es bien sabido que los animales tienen más facilidad para ver y orientarse en la obscuridad, se embrocó su gabán, se amarró las puntas par resistir el frío de la sierra, pues era Noviembre y comenzaba a helar en la montaña, el cuaco comenzó a bajar de la montaña, primero rumbo a Urinitiro, pues la vereda era mas visible y ancha, casi camino y después , rumbo a Cocucho, para seguir agarrando lo mas planito y no pasar por las escarpadas veredas del camino mas corto y recto que todavía estaban húmedas, pues en la sierra aun llueve por estas fechas y además, el caballo conocía mas estos senderos, pues los terrenos de sembradío de la familia Castillo estaban por el camino rumbo a Cocucho y a Charapan, entonces el cuaco agarró por la querencia ya conocida; tratando de no pensar en nada, salvo en sus yeguas perdidas de vez en cuando verificaba algunos puntos de referencia ya conocidos para saber si el caballo llevaba buen rumbo.
Esa noche era de las más obscuras que yo recuerdo nos decía, pues aunque acababa de pasar Octubre con su luna más grande, hermosa y brillante, el cielo estaba nublado, y como el bosque era entonces tan tupido, casi no se veía nada, pero confiaba en mi bayo. Así caminó el cuaco unas dos o tres horas, cuando menos acordé ya estaba pasando frente a nuestros terrenos y ya tenía enfrente al pueblo, sólo me faltaban dos barrancas para llegar a mi casa, pero al llegar a la penúltima barranca, la de Guirambondiro, de pronto se me heló la sangre, pues de repente sentado en una piedra a la orilla de la barranca me habló un Takuarito (persona del grupo étnico de la sierra p'urhépecha) por mi nombre y me dijo:
- “Güenas noches Tatá Belino” -de dónde vienes a estas horas? Es muy noche, el lucero ya esta comenzando a caer. De momento no pude hablar, pues así fue el susto, pero luego de tragar saliva pude decir, -ando buscando unas yeguas en el cerro grande, pero no hallé nada, y ¿tú quien eres, que haces aquí?; -eso no importa Tatá Belino, si traes cigarros dame uno, al cabo vamos a esperar aquí un rato a que pase la creciente, por que así no podemos cruzar la barranca, el agua nos llevaría y mataría con todo y caballo.
En lo que saque los cigarrillos y le ofrecí uno, y otro me lo prendí yo, alcancé a reflexionar que ese día no había llovido en el cerro grande ni en la sierra, ¿por que había de estar bajando agua por la barranca? pero ahí estaba el agua bajando, como si hubiera caído una tormenta como las de Julio y Agosto.
Por mas que le quise ver la cara al Tacuaro cuando le encendí el cigarro, nunca le pude ver nada, sólo su calzón y camisa de manta y su p'anikua de trigo (sombrero regional hecho de paja de trigo), y para el frío que estaba haciendo, ese hombre no traía ni chamarra ni gabán.
Apenas le di unas tres fumadas a mi cigarro, cuando de repente, oí campanitas y música como de iglesia, y bajando por la creciente una luz muy bonita que comenzó como un puntito y poco a poco fue creciendo, hasta que paso frente a nosotros una mujer muy bonita, esbelta y vestida toda de blanco con una cola muy larga como de novia, sobre las furiosas aguas, no se veía que caminara, mas bien parecía que flotaba sobre el agua. Adelantito del camino sobre el arroyo había un pequeño salto como de dos metros de alto donde se hacía una tinaja, donde muchas veces de chiquillo nadé y me divertí con mis amigos de infancia, al llegar ahí la mujer se oyó un trueno , como un relámpago y ella desapareció en la nada, y sólo oí una voz que desgarraba el alma, era un lamento lloroso que decía ¡Ayyyyy mis hijos, Ayyyyy mis hijos!, me quede mudo, no sabía nada, no sentía nada, estaba como helado, como ido, cuando volví en mi, sentí parados los pelos de la cabeza y de todos lados, el corazón se me quería salir, tenia la espalda y la sangre helada, un helado escalofrío recorrió mi cuerpo, cuando pude hablar voltee a ver al Takuaro para decirle, ¿viste eso Takuaro? y me di cuenta de que yo estaba completamente solo, que no había ningún Takuaro, inconscientemente pude reaccionar y le pique espuelas al bayo sin acordarme de la creciente, pero cual creciente no había mas que un hilito de agua de los rezagos que quedan en esos tiempos después de las aguas.
Al picar espuelas comenzó un concierto de perros y coyotes, me pareció que todos los perros del pueblo ahuyaban así como todos los coyotes del cerro y los cascabeles de todas las serpientes, y el grito de la llorona que seguía corriente abajo mientras mas lejos mas lúgubre se oía su voz: Ayyyyyyyyyyyyy mis hijos!. - Después ya no vi nada, no oí nada, el bayo me llevo a mi casa a todo galope, no supe ni como pase el puente de la ultima barranca que me faltaba, el de la pariagua y que por cierto era de vigas, y ese puente siempre de los siempres tenía agujeros y vigas faltantes, perdí la noción del tiempo.
Al otro día me despertó mi mamá y me dijo, que por que no había desensillado el caballo? Ni siquiera el freno le había quitado y que donde estaba mi sombrero? y por que había roto mi gabán? - no pude decir nada pensando que no me iban a creer nada, hasta después de almorzar y tomar un té de nuriten (té balsámico de las montañas P'urhépechas), pude explicar lo que me pasó y por supuesto, no me creyeron nada, pero luego fuimos con mi hermano Camilo a donde pasó todo y sólo encontramos mi sombrero hecho pedazos y un cigarrillo casi entero con un extremo quemado cerca de una piedra grande a la orilla de la barranca y del camino, regresamos a mi casa con los ojos como de platos y mi mamá me dijo que me había salido la llorona, que me fuera a confesar para que se me pasara el susto, pues ya estaba muy grandecito para que ella me alzara la mollera.
Le pregunte al cura, que era eso de la llorona? o quien era la llorona, el cura me dijo que era una señora que por despecho mató a sus hijos y luego le llego el arrepentimiento y después ella se mató, se clavo un cuchillo en el corazón y desde entonces ella vaga en pena llorando a sus hijos.
Todos los adultos de mi pueblo y de otros pueblos de mi querida meseta P'urhépecha tienen una historia distinta y la vez la misma, (lástima que la pi.... televisión este acabando con la sana costumbre de reunir a la familia y a escuchar las historias de los grandes).
Una vez mas la curiosidad llegó a mi, y comenze a preguntar aquí y allá quien era la llorona o cuando comenzó su penar, y la versión mas acertada y antigua fue que la llorona no es otra persona que Doña Marina la famosa Malinche que traicionó a su raza y se entrego a los brazos del gachupín mayor Hernán Cortés, al cual le dio un hijo al que llamaron Martín, pero él la engaño y la traicionó mandando traer a su esposa de Cuba, una española de nobleza y alcurnia, Catalina Juárez llamada la Marcaida, fue tal el enojo de la Malinche que sólo hasta entonces le hizo cargo la conciencia y vio lo que quedo de Tenochtitlan, la otra hermosa y orgullosa ciudad del Anahuac reducida a escombros y agujeros, sólo entonces vio como esclavizaban y marcaban con fuego a los Mexicas, y sólo entonces vislumbró que ese iba a ser el trato para todos los habitantes de este país y continente, incluyendo a su propia raza, la nahuatl y a todas las otras, fue sólo hasta entonces que no tuvo desahogo su conciencia, por que, lo hecho ya estaba hecho y no podía hacer volver el tiempo, y desde entonces penó en vida y siguió penando después de la muerte con el lúgubre y lastimero grito de Ayyyyyyyyy mis hijos! refiriéndose a su propia raza, la nahuatl.
Otra versión dice que una vez concluida la conquista de México Tenochtitlan por Hernán Cortes, (como si fuera suya) este dio a uno de sus capitanes llamado Alonso de Contreras a una hija de nobles Mexicas, la cual era demasiado bella llamada Xochiquetzalli, se la dio en matrimonio, pero este canijo ya se había casado en España con una noble de allá, llamada Doña Elvira, cuando ella supo que su esposo había encontrado fortuna en México, obtuvo una visa real para venir a México con su marido.
No contaba que su maridito ya tenia esposa y dos hijos y muchos sirvientes y concubinas y muchas tierras, cuando la cachupina llego, exigió su lugar por primeras nupcias y Xochiquetzalli tomo a sus dos hijos y se fue a ocultar a una cueva del cerro del ajusco, pues la cachupina quería quedarse con los hijos ajenos, pues ella no podía concebir, y como Xochiquetzalli era una indigena, pues que se joda la india ¿que podía pasar? Y Don Alonso falto de carácter y de huesos no hacia nada simplemente dejaba hacer a Doña Elvira, entonces Xochiquetzalli se fue a una cueva del Ajusco, durmió a sus hijos con un te de toloache y en lo mas profundo de su sueño, con los ojos llenos de lagrimas y el corazón lleno de pesar los degolló a ambos y luego ella se clavo el cuchillo en su corazón.
Cuando Don Alonso después de mucho preguntar por aquí y por allá, llego a la cueva por sus hijos, solo encontró tres cadáveres pudriéndose, y ante tal espectáculo se hinco a llorar y a maldecir por su cobardía, aferrado a los tres cadáveres, pero a la medianoche lo espanto un terrible grito que venia desde lo mas profundo de la cueva donde pasaba un río subterráneo muy caudaloso y ruidoso, que decía aayyyyyyyyy mis hijos! y se repetía una y otra vez, a el se le erizó el cuerpo, se le pararon los pelos y se le desorbitaron los ojos y salió de la cueva completamente loco, vagó de pueblo en pueblo hasta que perdió la vida, sin que se volviera a saber nada de él.
Pero da la casualidad que este mito impera y rifa en todos los pueblos y todas las etnias incluyendo aquellos que escaparon de la dominación española por ser grupos tan reducidos y otras veces sin riquezas acumuladas, sin oro pues, que era lo que buscaban en nombre de Dios los cachupines, también éstas etnias tienen su propia versión de la llorona, y Don Sebas me contó este otro cuento:
Hace muchisimo tiempo cuando los Mexicas reconstruyeron la tierra de Tenochtitlan el hijo de un cacique, de un calpulli andaba por Coyohuacan (Coyoacán) de cacería, cuando escucho el dulce canto de un jilguero personificado en una jovencita muy bella que cantaba y lavaba su ropa en la orilla de un río muy hermoso y cristalino, con mucho cuidado y sigilo se acerco sin ser visto y cuando le vio la cara, tan bella y perfecta y las formas de su cuerpo, tan exquisitas y tan finas, quedo prendado de ella, se quedo mudo y como ido, pero venció su nerviosismo y alcanzo a saber que se llamaba Xilocihuatl, en su turbación y emoción le alcanzo a decir que el se llamaba Huichu y que mandaría por ella para casarse y se fue a su calpulli, con ese nombre en su cabeza y como era influyente, por medio de su padre la mando traer a su chinampa para casarse con ella, pero sus padres tenían otros planes y lograron que vivieran juntos sin tener que casarse y así vivieron felices cinco años o mas, ya tenían tres hijos y tres chinampas mas, una para cada uno de ellos, pero entonces apareció la mama de Huichu con una oferta que la familia no podía desechar, les ofrecieron una esposa de la realeza de los Tlatoanis del reino de Texcoco y entonces Xilocihuatl se lleno de desesperanza y llanto pero su esposo Huichu, tuvo que hacer lo que la mama ordenaba, pues era una boda muy conveniente para la fortuna de la casa y de la familia, además la nueva esposa era muy rica y de alcurnia, así pues Huichu se preparo para obedecer a su mama y dejar a Xilocihuatl, ella lloró y lloró, imploro y siguió llorando, pero nada ablandó a la mama de Huichu.
Entonces Xilocihuatl desapareció con sus tres hijos, durante un mes (una veintena de días) nadie supo de ella, el mero día de la boda, ella se presentó al banquete y enfrente de su marido Huichu, dejo caer los cadáveres de sus tres hijos, uno por uno, muertos por ahogamiento por ella misma, fue una escena horripilante pues ella quedo en medio de todo mundo con la mirada desorbitada y en su cara una mueca de odio indefinido y una mirada perdida y terrorífica, en sus manos estaba un cuchillo de pedernal, con el que de seguro se pensaba quitar la vida, pero Xilocihuatl fue desarmada, hecha prisionera y puesta en una chinampa en proceso de formación, donde siempre había agua y lodo donde ella no podía escapar pues los amarres de su reja eran superiores a sus fuerzas, además ella no quería escapar, solo lloraba día y noche repitiendo ¡aayyyyy mis hiiiijoooos! ¿dónde están mis hiiiiijoooos? Así las cosas llego el día del juicio, donde ella iba a ser juzgada, la noche anterior, que por cierto era el ultimo día de la luna menguante, ya no se escuchó su llanto, la gente pensó que se había suicidado y cuando fueron por el cadáver no encontraron a nadie en la celda de la chinampa y desde entonces, en las noches que no hay luna, se oye el horrible grito de ¡aayyyy mis hiiiijooos! ¿donde están mis hiiijiiitooos?.
Desde tiempos inmemorables existe el mito de la llorona, los Toltecas lo crearon y lo fomentaron, la llorona no es otra cosa que nuestra madre tierra representada en la diosa Nana-Cuerari, los Mexicas la llamaban Cihuacoatl, también conocida como Coatlicue, madre de todos los dioses, o la Tonantzin nuestra madrecita, en Michoacán Nana-Cuerari, los Toltecas y los Mexicas la representaron con la falda de serpientes, fue una creación neta de los Toltecas, que después los Mexicas retomaron y amalgamaron, así como toda la Cultura Tolteca que se había perdido, con la gran inundación de las ciudades costeras y las de las llanuras, que fue cuando acabo con la población Teotihuacan, el Tajin la primera Tenochtitlan y también la primera Cholula y de la península de Yucatán y otras ciudades del altiplano que estaban situadas en terrenos y valles no tan altos y los sabios y ministros que sobrevivieron fueron a fundar ciudades a donde no llego el agua del mar y fundaron ciudades en lo alto de los cerros como Tula, Xochicalco, Cacaxtla, monte-alban, malinalco, zitacuaro y otras ciudades ubicadas siempre en los cerros altos, con un gran valle para cultivos agrícolas.
Cuando los Mexicas llegaron al valle y lago de texcoco la cultura Nahuatl y el mito de la llorona estaba desperdigada por todo el altiplano y servia para tener a todos los ignorantes en espera de castigos y espantos, y con estas medidas obligaban a los parroquianos a portarse bien y a dar tributos a sus ministros religiosos, así como a los políticos y militares, pues has de saber, que toda la vida existieron y existirán tontos y listos y los listos se dieron cuenta que a los ignorantes les gusta que les inventen dioses y que les allanen el camino de la vida para evitarles que piensen, por que casi todos de los que piensan, (que son muy pocos) no creen en tarugadas, pero que le vamos a hacer? si la gente así es feliz, pues que sigan creyendo en la llorona (que no es otra cosa que el recuerdo de la gran mortandad que causo la gran inundación, por eso siempre que aparece la llorona, siempre esta relacionada con el agua y o con las barrancas), así como en las vírgenes y todos los santos, nadie lo podrá evitar, pues si no son los de ahorita, después inventaran otros, todas las culturas tienen dioses, dioses buenos y malos que te castigan o te premian de acuerdo a tu comportamiento, o mas bien de acuerdo a tus culpas.
Después de la destrucción y rapiña de Tenochtitlan por los cachupines y cuando ya los curas y los cachupines se dieron cuenta de lo trascendental que era para los Mexicas el mito de la llorona y para evitar que por las noches los vencidos se agruparan, pues siempre los cachupines temían que los indios se levantaran en contra de la esclavitud a la que fueron sometidos, hábilmente nos fomentaron el culto al mito de la llorona, dándole un giro con el sincretismo de la nueva religión que trajeron los cachupas y con esto nos metían miedo para no andar en la noche por las calles o los caminos.
Todos los serenos los que vigilaban las calles con un farol en las manos y que a cada hora repetían, las once y todo sereno, las doce y todo sereno, se sabían cientos de cuentos de personas que habían sido asustadas, arrastradas, o ahogadas por la llorona en todas las ciudades y pueblos de México, se fomentaba el miedo a la llorona para tenernos calmados y sumisos, no hay otra explicación.
Para los católicos la llorona bien puede ser la virgen, la que tu quieras, la de Guadalupe, la del cobre, la de Zapopan, la de Carmen, pues a muchos asustados les ha parecido que la llorona se parece a la virgen de las estampitas o la del templo, inclusive a veces relatan que la vieron con la vestimenta de dicha virgen, y sobre una nubesita, siempre dicen que es una señora blanca y todas las imágenes del templo tienen rasgos de la raza blanca, incluyendo la morenita del Tepeyac; por eso es tan popular la virgen de Guadalupe, pues no es otra cosa que la madre naturaleza, que en el transcurso de los siglos ha recibido tantos nombres, como Nana-cuerari, Omecihuatl, Coatlicue, Tlazoolteotl, Chicomecoatl, Tonantzin, por nuestros ancestros. Entre los Griegos y Romanos se llamo Gea, Hera, Cibeles, Demeter, Maya, Semele, Hecate, Isis y después los curas católicos hicieron unos cuantos cambios y las rebautizaron como la virgen María, la virgen del cobre, la virgen de la merced, la virgen de los dolores, la virgen de la candelaria y la de juquila y a cobrar Zenaído, y si no, pues hazle como quieras, al cabo la virgen María también lloro por su hijo en la cruz del calvario...
Un P'urhépecha pues...
José Luis Huerta Ruiz"Paisas, comer y beber para no ser muertos ... leer y pensar para no ser mensos."
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