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Con mis saludos
Pedro Victoriano Cruz.
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APUNTES SOBRE EL PERIODISMO PURÉPECHA
Hacia una opinión publica indígena
Alfredo Rajo

INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo se han puesto a dialogar experiencias de derecho y cultura indígenas mexicanas y latinoamericanas. Se pretende llegar al nudo de la cuestión identitaria por medio del seguimiento del periódico purépecha Xiranhua.

Un componente importante en los estudios sobre las izquierdas en nuestro continente es dar cuenta de cómo se ha ido construyendo un nuevo modelo civilizatorio alternativo al capitalismo. Este modelo que en los años noventa irrumpía con toda la fuerza explayada de los medios trasnacionales de comunicación ha encontrado una serie de condicionantes ambientales y societales que ponen en duda su viabilidad. El calentamiento global, las crisis económicas cada vez más recurrentes, el desempleo creciente, la esclavitud virtual de los pueblos ante la tecnología, el racismo, la discriminación, la intolerancia, el aferramiento de las clases dominantes hacia sus bienes y privilegios, parecen nuevos vicios surgidos de una Caja de Pandora, y la esperanza se torna borrosa.

Ante ello, una parte del mundo no mayoritaria, ha virado los ojos hacia los pueblos originarios en la búsqueda de nuevos referentes y teleologías que hagan posible la acción social transformadora.

La democracia en su versión las transiciones ha demostrado la insuficiencia. Hace cerca de veinte años, en América Latina, algunos vislumbraban la imposibilidad de que la pobreza y la democracia fueran muy compatibles.

Ante dos décadas de miedo de gobiernos neoliberales en nuestro continente, parece ser que el mapa político está cambiando. En ese tenor emergen gobiernos de signo progresista que le apuestan a un “capitalismo serio” como si los límites a males endémicos como la corrupción aseguraran la democracia y un mejor nivel de vida para los habitantes de nuestro continente.
Surgen experiencias novedosas como la venezolana que emprende importantes medidas de transformación social sin desviarse del sistema capitalista imperante.

En Bolivia, la historia muestra una dinámica inusual al ser gobernada por un presidente indígena, que comienza un tránsito hacia una Estado multicultural y multinacional, con cierta histeria de sectores fascistas y poderosos de la sociedad boliviana.

La esperanza boliviana marca un hito en los pueblos indígenas del continente que se reconocen en una geografía extensa que algunos llaman Abya Yala o Gran Comarca. En mucho se reconocen en el gobierno de Evo, cito el caso del periódico purépecha estudiado, a la vez que admiten sus propias limitaciones ante los hechos en el país sudamericano.

Surgen propuestas políticas que pretenden rebasar, por el lado progresista, a lo planteado por los partidos políticos que hoy por hoy, parecen encarnar una competitividad de elites más que un proyecto democrático en todas las esferas de la vida humana.

Y ante los anterior se vislumbra un nuevo ser comunitario indígena, esperanzador, que releva sus propios saberes, sus tradiciones, sus costumbres, sus sistemas normativos, con la expectativa de ser reconocido y dialogar en pie de igualdad con otras culturas.

Las páginas que siguen pretenden dar cuenta de estos procesos.

ANTECEDENTES

Escribir sobre derechos indígena, cultura indígena, sus múltiples formas de resistencia, sus saberes nos puede conducir a un camino abigarrado, en el cual el fraccionamiento de los conocimientos de la cultura occidental no puede ser buen consejero.

En el caso concreto, propongo una revisión de un periódico, impreso y digital purépecha, Xiranhua, que hasta el momento del anuncio de su cierre en julio del presente año, siguió en el camino de la defensa de los derechos indígenas.

Uno de los momentos clave para entender este sendero ha sido, en el caso mexicano, el de las movilizaciones de 2001, por el reconocimiento de los derechos indígenas. Al decir, en ese entonces del abogado indígena mixe Adelfo Regino, ante legisladores mexicanos, el reclamo de autonomía no pretendía crear nuevas repúblicas. Más bien, se trata de lograr la dignidad ausente durante cinco siglos, además del reconocimiento constitucional del derecho a la diferencia.http://www.elpais.com/articulo/internac ... as/dice/va
/manos/llena s/elpepiint/20010330elpepiint_3/Tes/)

Este era el sustrato, no de generar nuevos derechos, estrictamente hablando, sino de lograr el reconocimiento de los ya existentes, antes de la conquista y la formación del Estado nación. Todo ello matizado por el intercambio legal de los ancestrales usos y costumbres que nutren el derecho consuetudinario con las prácticas y jurisprudencia emanados de la modernidad.

Los pueblos originarios, a lo largo de su historia, han vivido una tensión entre derecho positivo y derecho consuetudinario. Teodora Zamudio plantea alternativas en torno al derecho. “Afirmamos que existe un derecho indígena, (llamamos “derecho indígena” al conjunto de normas, basadas en el derecho consuetudinario, que regulan la conducta y el desarrollo de las comunidades aborígenes); a pesar de que no haya sido históricamente reflejado en el orden constitucional latinoamericano”. (http://www.indigenas.bioetica.org/inves7.htm 28.12.08
Derecho de los Pueblos Indígenas por la Dra. Teodora Zamudio Derecho~UBA ~ Equipo de Docencia e Investigación)

Con ello podemos observar que el derecho público latinoamericano ha desarrollado una teoría y una serie de prácticas en las cuales los sistemas organizativos y normativos de los pueblos originarios han quedado al margen. A lo mejor se trata de escudriñar en ello las raíces del eurocentrismo de nuestro derecho. Las reflexiones de Alberdi sobre constituciones apegadas a una idea particular de progreso identificado, éste como librecambismo, muy pronto estigmatizaron otras formas de derecho que deben ser consideradas en un constructo realmente incluyente.

Zamudio establece una serie de requisitos que enmarcan el derecho indígena: “Según la teoría del Estado, sus elementos son territorio, población y soberanía, en cambio, para el pueblo indígena, sus requisitos son pueblos, territorios y autonomía. No es casual esta aparente bifurcación, ya que si recordamos el origen histórico, la virtual precedencia de estos pueblos, hoy llamados indígenas, es respecto a la constitución misma de los Estados nacionales.” ( Ibídem)

Esta reflexión nos conduce a cierta veneración jurídica del Estado nación, su ideología, su teoría y práctica jurídica. Es difícil abstraerse del hecho que los pueblos originarios existían, construían su vida social, administraban la justicia, antes que el grupo criollo mestizo “universalizara” sus normas. Fue de esta manera que estos pueblos vivieron otra forma de colonización a través del colonialismo interno. De esta forma se daba un paso sugestivo para que los pueblos fueran, en función que renunciaran a su visión alterna a la dominante.

Zamudio argumenta que son elementos clave del derecho a la identidad de los pueblos originarios. En ello el valor simbólico de la tierra es sustancial. La presencia de los pueblos desde la antigüedad, los elementos de la cosmovisión que recrean a la tierra como un ser vivo, la deificación del mismo, y el rol cohesionador que juega en la vida de las comunidades, dar fuerza y proyectan hacia el futuro a los pueblos originarios: “Resulta fundamental para ellos defender la tierra hasta la muerte, porque consideran que su existencia separada de ella no tiene sentido, por sus derechos inmemoriales y por ser indispensable para su subsistencia e integridad.” (Ibídem)

Esa idea de la tierra como ser vivo y la resistencia a su fraccionamiento refuerzan el derecho a la propiedad comunitaria de la tierra. Incluso existe una idea de que ésta es anterior al Estado. Las múltiples formas de propiedad y usufructo en el periodo precolonial, la sobrevivencia de la propiedad comunitaria durante la colonia, la ardua resistencia contra las concepciones utilitaristas durante la vida independiente aunada a la incorporación de las tierras indígenas al mercado de tierras, nos muestran a los pueblos indígenas como actores fundamentales en los procesos de resistencia a una modernidad a todas luces antidemocrática, autoritaria y excluyente.

A modo de alto al pie del camino, Los pueblos originarios de América Latina han sido incorporados de manera forzosa y terrorista a una modernidad que incorporó a la vez que destruyó sus estructuras económicas, sociales, políticas, culturales en un proceso que hasta hoy no se ha completado. En las voces de los actores contemporáneos le “han cercenado el alma” y quieren encontrar un camino que les permita su autodeterminación económica, política y cultural. El camino, según se desprende de Aníbal Quijano, es el de trazar otras formas de existencia social. (Aníbal Quijano, Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina, http://www.clacso.org/wwwclacso/espanol ... der/10.pdf 20 02 09)

La forma de ver a los pueblos indígenas, como antes se percibió a los campesinos, con un sesgo economicista, no permite captar otro tipo de dimensiones. Una de ellas responde a la manera como los indígenas trazan su cosmovisión. Dice Zamudio al respecto que “Los indígenas ven a la tierra no como un bien económico, sino como un espacio para la vida, lo ven como la vida misma, y por ello tienen derecho a trabajar la tierra de acuerdo a sus propias tradiciones que le fueron enseñadas y transmitidas de generación en generación.” (Zamudio, op.cit)

La existencia misma de las comunidades indígenas y el olvido de éstas por parte de los Estados nacionales evidencian un perfil autoritario: “En ambas dimensiones fundamentales, el nuevo estado independiente en esta América (Latina), no emergía como un moderno estado-nación: no era nacional respecto de la inmensa mayoría de la población y no era democrático, no estaba fundado en, ni representaba, ninguna efectiva ciudadanía mayoritaria. Era una ceñida expresión de la colonialidad del poder.” (Quijano, op.cit)

No es posible abordar el problema indígena, o los problemas indígenas, sin marcar su historicidad. Quijano, al referirse a la situación imperante en los últimos quince o veinte años lo define como un verdadero incordio político y social. (Ibídem)

No obstante lo relativamente nuevo del problema, medio oculta una profunda trama histórica. La difícil resolución del mismo, según el sociólogo peruano, plantea transitar por varios requisitos:

1) la descolonización de las relaciones políticas dentro del Estado; 2) la subversión radical de las condiciones de explotación y el término de la servidumbre; 3) y como condición y punto de partida, la descolonización de las relaciones de dominación social, la expurgación de " raza" como la forma universal y básica de clasificación social. ( Ibídem)

En otras palabras, vemos que la descolonización constituye un complejo que revierte las relaciones de poder económico, político, social y simbólico.

Esto cruza la tan extendida y escrita consolidación del sistema democrático en América Latina. Vivir felizmente en un sistema democrático determinado por un sistema de partidos políticos y elecciones periódicas, puede constituir la clave de un nuevo discurso panglossiano.

El voto universal encierra en sí mismo una trampa que significa la exclusión. Tomando como referencia a Álvaro García Linera, hay en Bolivia, y se infiere en no pocos países de América Latina, una entidad política que tiene como característica ser un Estado monoorganizativo. (Álvaro García Linera, Propuesta para un debate, Democracia liberal vs. democracia comunitaria, http://www.voltairenet.org/article122845.html )

La impronta liberal de este tipo de Estado sale a relucir. García Linera lo caracteriza como un régimen de partidos políticos, voto individual y secreto, división de poderes, separación de la política respecto a la economía, etcétera. Este Estado, anclado en los valores del individualismo posesivo, ha provocado la atomización del individuo y la protesta social y una virtual separación, cuando es conveniente, de la economía y la política. A tal grado que se menciona con cierta asiduidad la existencia de un homo economicus, lo que denota el tremendo determinismo de las actividades económicas –léase empresariales o mercantiles- sobre la vida pública.

Y los sistemas normativos indígenas, parece ser, constituyen un valladar a tales prácticas y concepciones. La persistencia de sistemas de producción que amparan lo colectivo, la costumbre –enfadosa para muchos occidentales de las asambleas y la deliberación como núcleos de la vida política, la cultura de la consulta, entre otros elementos, atraviesan una buena parte del mundo indígena e irradian hacia otras formaciones culturales.


HACIA UNA OPINIÓN PÚBLICA INDÍGENA

El mundo indígena tiene ante sí una serie de retos. El peso abrumador de la historia oral es un sustento de la cultura, pero se ha venido gestando desde hace algunos años, un grupo de

intelectuales que contrastan con lo que se han definido como intermediarios entre las culturas indígenas y el poder. Estamos ante intelectuales nativos, quienes encuentran entre otros medios para gestar procesos de comunicación, los trabajos enmarcados en los medios digitales e impresos.

Es sugerente, en consecuencia, rastrear el trabajo de Xiranhua, órgano periódico, nacido en el comunidad purépecha de San Lorenzo Narheni, que logra, a través de su existencia, presentar una propuesta de pedagogía cívica, anclada en valores que subliman el trabajo colectivo, la solidaridad, el respeto al hombre y la naturaleza y la búsqueda de lo social en el proceso de toma de decisiones, todo ello resumido en una ética que enaltece la formación de una ciudadanía comunitaria.

El trabajo de Xiranhua nos cuestiona la validez de contemplar la construcción de tradiciones. Eric Hobsbawm afirma la posibilidad de utilizar antiguos materiales para construir tradiciones de género nuevo. (Eric Hobsbawm y Terrence Ranger, 2002, p. 12) Se considera que es pertinente el abordaje de este marco. Es sugerente cómo el periódico reformula la historia con la finalidad de arribar a un público especializado y no, para construir una nueva historia en la que la nobleza indígena se reconstruye, desde el Estado dominante de un amplio territorio y variedad de pueblos de los Brecha, hasta una comunidad imaginada en donde predomina la nobleza del trabajo.

Uno de los aspectos a resaltar de la vida de los pueblos originarios es su sentido de comunidad, grandes momentos de la vida de la gente, ritos de paso, vivencias, actitudes, son marcadas por la comunidad. Como se ha podido constatar en la cotidianidad cuando un sujeto comunitario se expresa, no lo hace sólo como individuo, sino ese sentido comunitario está en él.

Dice Xiranhua:

De hecho, si algo nos distingue y cohesiona es nuestro vivir comunitario. Vivimos comunitariamente, pensamos comunitariamente, sufrimos comunitariamente, nos defendemos comunitariamente, nos divertimos comunitariamente y, aunque la sociedad occidental no lo crea, si morimos, morimos de manera comunitaria necesariamente. Por cierto, si algo nos subyuga, no necesitamos que el Gobierno nos lo quite. Nuestra experiencia con los gobiernos es que así se acerquen con la intención de ayudar, su intención
verdadera es la de gobernar, que no es otra cosa sino dominio. (http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/editorial0508.htm, Editorial 15 de mayo 2008)

De esta manera, se puede presentar la siguiente interpretación. El ser comunitario es forjado por esa convivencia, desde el nacimiento hasta la muerte, el ciclo de vida es comunitario y el gobierno quita este tipo de convivencia. La interrogante es hasta qué punto el gobierno tiene esta capacidad de intervenir y deshacer la vida social, sin el involucramiento de una parte de la comunidad en este proceso.

Un planteamiento que surge con bastante fluidez en diálogos con personas de comunidad preocupados por la división que genera la actividad política es la manera cómo cohabitan, en ocasiones dualidades de poder generados por la intervención de los partidos políticos con toda su carga clientelar.

Sin caer en la existencia de una arcadia indígena, en todo caso la nueva interrogante es sobre la posibilidad de incluir en el terreno de las reflexiones el gobierno indígena que, poco a poco va abordando una nueva forma de ver los cargos públicos, como servicio en vez de la acción de autoservirse.

El periódico contrasta riqueza y nobleza. La alusión al dueño virtual de la mayor parte de la riqueza de México, además del más rico del mundo, se contrapone, en un juego de imagen escrita, con la nobleza indígena. Al respecto es sugerente el tipo de reconstrucción del ejercicio historiográfico que plantea Xiranhua. A la nobleza de abolengo, sangre y guerra proveniente de la feudalidad europea, le contrapone la nobleza indígena, sustentada en el trabajo. ( http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/editorial0607.htm, Editorial 15 de agosto de 2007)

Esta forma de ver la nobleza emparentada con la cosmovisión indígena conduce a los terrenos siempre controversiales de la utopía. De manera reiterada aparece ésta, ubicada como antagónica a un sistema político que se interpreta asfixiante para los pueblos indígenas. (Cfr. http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/editorial0507.htm , Editorial 15 de julio de 2007) Autarquía es una de las sentencias que, según Xiranhua, impone el sistema político al mundo indígena. La imagen de la sed, quizá la cristiana sed de justicia es utilizada como recurso de la comunicación: “sed insaciable de dominio y poder” de quienes pretenden “regir los destinos de la humanidad” antagoniza con la sed del mundo indígena, la sed de “ejercer las capacidades de autogobierno” (Ibídem)

Esta utopía no es, en modo alguno, corolario de un panorama endógeno o localista. La construcción cultural del territorio trasciende los límites nacionales y aún los límites físico- territoriales. Se vislumbra, a través de las páginas de Xiranhua una nueva dimensión en la búsqueda de un territorio indígena virtual. Aquí adquiere particular relevancia la visión indígena del territorio como dimensión simbólica vinculante de tierra y cultura en un nuevo simbolismo cultural: territorio indígena mundial. Comunicación justa es el horizonte presentado por el periódico indígena, en contradicción con la imposición proveniente de los países ricos que tiene como finalidad explotar y dominar. El mensaje es coronado por dos verbos que han determinado el sentido de las luchas indígenas. Este nuevo periodismo tiene una teleología: hacerse respetar. (http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/editorial0307.htm ,
Editorial 15 de marzo de 2007)

La combinación entre oralidad y prensa escrita, la insistencia en que hay que leer, escribir y legar, emparenta a ambas representaciones del mundo indígena. La oralidad es vista como un importante asidero de la cultura:

La cultura p´urhépecha es una cultura oral. Todavía. Para nosotros la palabra cuenta. Y mucho. Cuenta porque expresa la persona comunitaria. Quien no sea indígena, quien no sea p´urhépecha puede llegar a pensar que cuando habla un indígena lo hace por sí solo. Que su palabra es individual. Que la comunidad le es ajena. Pero no. Cada miembro de una comunidad, se halle donde se halle, tenga lo que tenga, sepa lo que sepa, cuando se expresa, expresa al menos una arista de ese enorme y rico poliedro que constituye su bagaje comunitario. Es decir, un indígena, a diferencia del turhixi, aunque parezca que no, nunca habla por su cuenta. No al menos en cuanto forme parte activa de su intorno y entorno comunitarios. Producto de su comunidad, a querer y no, la representa. Aún cuando parezca salirse del molde. Porque, a diferencia de las culturas liberales de occidente, su ji=yo sólo se entiende y cuenta en cuanto se halle formando parte del juchá=nosotros.

De ahí nuestra meta: forjar una Comunidad de Comunidades y esculpir su conciencia. De ahí nuestra repulsa a seguir siendo objetos de Oportunidades. De ahí nuestra denuncia y advertencia: de nada nos sirve para ser autónomos, el que se nos haya impuesto una Coordinación Interinstitucional para sujetarnos al Gobierno bajo la excusa de atendernos. De ahí también -y a una con la compañera Bertha- nuestra repulsa a seguir siendo objetos de consulta y nunca sujetos de nuestro propio derecho.

Este anterior párrafo es una joya de definiciones del ser indígena, en el marco de un periodismo que, a veces, se vislumbra contradictorio. Se infiere de lo anterior que el sujeto comunitario es extraterritorial, dónde se encuentre no habla solo, aunque a Occidente le parezca. En otras partes de este texto se comenta sobre los perjuicios de la migración y el encapsulamiento del individuo. Sin omitir que la creación periodística es colectiva, este juego de imágenes de claudicaciones y resistencia, pone en evidencia distintas miradas sobre problemas similares.

Formar una comunidad de comunidades transita por los senderos de una utopía que puede constituir una palanca para la acción de los pueblos indígenas. Mucho se ha dicho sobre los problemas de linderos de los pueblos indígenas. Incluso en momentos críticos que han signado la historia reciente de los pueblos indígenas de México se hace alusión a que el enfrentamiento de los sujetos autonómicos indígenas con las fuerzas indígenas cooptadas por la contrainsurgencia han sido “problemas entre indios”.

Trasluciendo una intencionalidad de construir una nueva antropología peyorativa de lo indio muestran al integrante del pueblo originario entre la docilidad y la belicosidad entre sus co-culturales. A esta antropología del neocolonialismo parece responder estas definiciones del periodismo indígena que plantean la posibilidad de una suerte de patria chica enmarcada en una forma identitaria mayor. En todo caso es una pregunta abierta para determinar esas formar de arraigo. Ha estado madurando en la Meseta la implementación de nuevas relaciones intracomuniatarias que ha determinado la cultura de la izquierda gobernante en América Latina: los hermanamientos, en su variedad entre comunidades.

Aparece en el medio indígena citado como problemática acuciante de los pueblos originarios el tema de la migración vinculado a la pérdida de raíces culturales. De manera determinante, el periódico sostiene que han bastado cinco décadas de migración para dañar lo que cinco siglos de conquista, colonialismo y neocolonialismo no han podido. Valores

fundamentales para las comunidades, dice Xiranhua, como son la “lengua, la raza, la religión y el territorio” se han visto trastocados. Fruto de esa migración emerge un individuo comunitario agraviado culturalmente, “pasa a ser un individuo tan solitario como encapsulado”. Propiedad privada e individualismo capitalista pasan a ser las consecuencias de estos procesos. (http://www.xiranhua.com.mx/uandakua/editorial151106.htm, Editorial
15 de noviembre de 2006)

La lectura de los editoriales del periódico parece apuntar hacia el poder de la comparación y el ejemplo. Un régimen civilizatorio apuntado por García Linera como el de la civilización comunal con definiciones hacia los procedimientos tecnológicos afincados en la fuerza de masa, en la gestión de la tierra familiar y comunal, en la integración entre actividad económica y política, “con sus propias autoridades e instituciones políticas que privilegian la acción normativa sobre la electiva y en la que la individualidad es un producto de la colectividad y su historia pasada.” Parece ser la guía de las acciones indígenas relevadas por el periódico. (http://www.voltairenet.org/article122845.html Democracia liberal vs. democracia comunitaria por Alvaro García Linera)

El optimismo se desborda con las experiencias y acciones de gobierno de Evo Morales que han puesto un hasta aquí al capitalismo globalizador: “los hermanos aimaras y quechuas de Bolivia prácticamente han recuperado sus territorios originarios.” Acá aparece lo relevante de un gobierno de izquierda en América Latina, regla básica lamentablemente no consagrada en los hechos gobernar conforme a lo prometido. Y de manera contundente el periódico da cuenta del anuncio de la “entrega de cerca de 2.5 millones de hectáreas de tierras fiscales a campesinos e indígenas, en un multitudinario acto en la región de Santa Cruz, donde se hallan apoltronados los empresarios que más se resisten al plan.” (http://www.xiranhua.com.mx/uandakua/editorial150706.htm ,
Editorial 15 de julio de 2006)

La sensibilidad de este órgano de comunicación purépecha es atraída por las medidas del presidente Morales, de hacer de su Bolivia un país orgánico, proveedor de productos ecológicos, que no tengan fertilizantes ni agentes químicos. Y ahí, considerar al presidente no como miembro de una casta divinizada por el gran capital, sino como un integrante de los pueblos. En palabras de Evo Morales: "Soy parte de ustedes, igual que ustedes, vengo

de ustedes, salgo de ustedes". A continuación establece que lo dicho por Morales difícilmente puede ser sostenido por otro gobernante latinoamericano. Xiranhua, en su legítimo afán de globalizar la esperanza de los pueblos indígenas parece comparar situaciones que nos son precisamente comparables. Bolivia, un país mayoritariamente indígena con México, o mejor dicho los purépechas. Concluye: “Por eso Xiranhua se pregunta: y los p´urhépecha, ¿cuándo?” (http://www.xiranhua.com.mx ,
Editorial 15 de septiembre de 2005)

Quizá subyace tras el discurso indianista, el reclamo a las políticas endebles de gobiernos de diferente signo partidista, que no han podido alcanzar una plena congruencia con los planteamientos de atención a los reclamos y propuestas, culturales y de gobierno, de las comunidades indígenas.

Se percibe en la línea editorial del periódico cierta oscilación entre la mirada latinoamericana, planetaria, por una parte, y la visualización local. No se pueden desestimar las condicionantes contextuales de 2006, cuando refiere la nota y las posteriores, marcadas por la militarización, los acosos desde el poder contra la radiodifusión indígena, los avatares gubernamentales ante la aprobación, todavía pendiente, de los derechos indígenas y las iniciativas de autonomías de facto que recientemente han sucedido en la Costa de Michoacán, asentamiento de pueblos nahuas que han emprendido acciones y estrategias contra la mercantilización y han desempolvado un nuevo memorial de agravios por parte de ciertas oligarquías mestizas de la Placita.

Posiblemente por ello, en 2006, Xiranhua afirmaba que “cuando sólo se apunta la mira a lo largo y a lo lejos, habiendo tanta necesidad aquí a lo cercas, puede que haga falta recurrir, para salvar lo propio, al punto de miopía en orden a la sobrevivencia. Porque se trata del suelo que se pisa, de la planta que cobija, de la carne que alimenta. Se trata de todo aquello que atañe a nuestra familia y a la patria chica.” Con un lenguaje matizado por posibilidades “sin que necesariamente medie la mano ajena” habla de construir un futuro. Dice Xiranhua que “se trata en fin de todo lo que nos sustenta.” Y ante la coyuntura del 2006, con un juego político marcado por lo t´urixi, al que compara con un agresivo avispero, llama a dejar de lado lo ajeno para preocuparse por lo propio.

En fin, una mirada local en lo global, como se ha comentado, marcada por avatares, pero sin perder de vista la Patria Grande.

De ahí, que con una diferencia de renglones la mirada es puesta, nuevamente, en Evo Morales, y sus acciones de gobierno para que los pueblos originarios dejen de ser vistos como objetos de acción de los gobiernos y explotación de los poderosos, y observa que le corresponde a los pueblos originarios tomar la rienda de sus destinos. Retoma la afirmación de Evo sobre lo propio de las comunidades indígenas y de que Bolivia sea de sus pueblos para alertar sobre la manera en que la Meseta Purépecha el aparcelamiento y la figura de la propiedad privada ha sido vista como una panacea.

Y aparece lo sugerente de la propuesta:

Como las naciones indígenas de América, las comunidades indígenas de México y de aquí las de la Región P´urhépecha, tienen frente a sí un reto ineludible: reconquistarse a sí mismas.

La Nación P´urhe no es otra cosa que una Comunidad de Comunidades cargada de cultura histórica y valores matrios, que ha sufrido los últimos 500 años no sólo el despojo de su territorio sino su desmembración y un ataque sistemático a su visión del mundo; como lo es su cosmogonía, como los son sus valores comunitarios.
(http://www.xiranhua.com.mx
Editorial 15 de septiembre de 2005)


A MODO DE REFLEXIÓN FINAL

La noticia abrupta de que Xiranhua podía dejar de salir en julio pasado, indica un vacío en la búsqueda de una opinión pública indígena local interactuante con un proceso de mundialización autoritario, excluyente y mercantilista, al que ha salido al paso la construcción de un territorio virtual indígena emancipador, que desde la Convención de Túnez se ha ido forjando.

Un sistema de dominación que, en voz de una médica tradicional purépecha, “nos roba el alma” lo sentimos más impune si un medio de comunicación indígena progresista se clausura.

Pero en tiempos en que el gobierno federal mexicano da lecciones de cómo aferrarse a la impunidad, los abusos y los privilegios, quizá los tiempos no sean los más propicios para los medios de comunicación indígena.

El ataque federal contra las radios comunitarias indígenas parece tener la intención de forjar una comunicación trasnacionalizada y monopolista que en caso mexicano, muestra un monstruo de dos cabezas.

Pero once años de comunicación impresa y virtual indígena no son un conjunto de eventos culturales fáciles de echar por la borda.

Quedan los intentos, pienso y quiero, que exitosos de forjar una opinión pública progresista que revalore el mundo indígena, la construcción permanente de un ser comunitario que muchas veces trasciende la mismos límites territoriales del país.

Quedan los valores, expresados en la prensa escrita, de la faena, de la fiesta comunitaria, como la forma de organizar nuevos proyectos y revivir antiguas amistades.

Y sobre todo queda la enseñanza de nuevas formas de periodismo liberador, que por la vía de las autonomías de hecho y de derecho, irán forjando seguramente nuevos y viejos actores en la búsqueda de un nuevo orden informativo igualitario que, como dijera un cantor popular de los años setenta, enterrará la mentira, hecha ésta un montón de escombros de una casa en ruinas, en la que escupirán su desprecio, todos los hombres, y mujeres honestos.


FUENTES CONSULTADAS
http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2009/08/10/index.php?section=politica&article=003n1 pol Acuerdan en Ostula coordinación nacional para fortalecer planes de autonomía y autodefensa

http://alainet.org/active/31913, ALAI, América Latina en Movimiento Wilwer Vilca Quispe, Frente al avance de los movimientos indígenas, se recurre a la criminalización de sus protestas, La respuesta represiva de los Estados

http://www.elpais.com/articulo/internac ... os/llenas/
elpepiint/20010330elpepiint_3/Tes/

http://www.indigenas.bioetica.org/inves7.htm 28.12.08 Derecho de los Pueblos Indígenas por la Dra. Teodora Zamudio Derecho~UBA ~ Equipo de Docencia e Investigación

Aníbal Quijano, Colonialidad del poder, eurocentrismo y América
Latina,http://www.clacso.org/wwwclacso/espa.../lander/10.pdf 20 02 09

Álvaro García Linera, Propuesta para un debate, Democracia liberal vs. democracia comunitaria,
http://www.voltairenet.org/article122845.html

http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/editorial0508.htm, Editorial 15 de mayo 2008

http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/editorial0607.htm, Editorial 15 de agosto de
2007

http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/editorial0507.htm, Editorial 15 de julio de 2007 http://www.xiranhua.com.mx/uandakua07/e ... ,Editorial 15 de marzo de 2007 http://www.xiranhua.com.mx/uandakua/editorial150406.htm. Editorial 15 de abril de 2006
http://www.xiranhua.com.mx/uandakua/editorial151106.htm, Editorial 15 de noviembre de
2006

http://www.xiranhua.com.mx/uandakua/editorial150706.htm, Editorial 15 de julio de 2006 http://www.xiranhua.com.mx/, Editorial 15 de septiembre de 2005
Eric Hobsbawm y Terrence Ranger (eds), La invención de la tradición, Barcelona, Crítica,
2002


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http://alainet.org/active/36201&lang=es