Es un relato que se acerca un poco del modo de vida en nuestro mundo especificamente de los niños guias de turistas les recomiendo lo lean.


Vicente y octagon
por:Pancho Membrillo




Vicente es un niño de doce años, ya termino la primaria y no sabe si seguira estudiando; aunque es muy probable que el siguiente año escolar se inscriba a la secundaria.

Cuando Vicente era chico murio su mamá, desde entonces su papá se encarga de todo. Tiene tres hermanos y el es el mayor. Vive en la comunidad de Angahuan, Michoacαn.


Puede decirse que es afortunado por que su papá tiene un terreno grande, un caballo y se dedican a la venta de leña para el pueblo.

Todos los dias tiene que levantarse temprano para ayudar a recoger los montones de madera que su papá comprá de otro pueblo o fue a cortar de los alrededores.

Angahuan es un pueblo pobre, hay muchas casas de cartón, aunque el centro tenga casas grandes de ladrillo y cemento. A fin de cuentas las construcciones mαs grandes son propiedad de la iglesia. La nave principal de la iglesia está en el mero centro del pueblo, justo frente a la plaza principal, además la iglesia maneja el dispensario, que está a un costado tambiιn de la plaza y tiene inclusive una cancha de basquetbol donde a veces Vicente va a jugar con sus amigos.

A pesar de ser una construcciσn grande, la iglesia es austera, tiene una gran parte de las paredes lisas, sσlo los alrededores del portal y la puerta enorme de madera (como acostumbran ser las puertas de las iglesias) tienen bajorrelieves que denotan que se trata de una construcciσn de Franciscanos, se observan los lazos caracterνsticos de la orden religiosa.

Vicente cree en dios, el domingo va a la iglesia, yo creo más motivado por su padre que por el mismo, pero en fin, asi es nuestra cultura.


La plaza es muy curiosa, tiene uno, dos y hasta tres altavoces que mandan mensajes en Purhépecha (la lengua de la regiσn) todo el fin de semana, de viernes a domingo y de 7 a.m. a 10 p.m. Los mensajes son casi siempre acerca de las actividades del pueblo: que si Don Meliton quiere vender sus dos vacas, que este fin de semana hay fiesta en casa de Chonita, cosas asi,


Claro, también hay mensajes sobre las actividades de la iglesia, las fiestas en la plaza, que si va a instalarse el mercado. En la plaza se instalan algunas señoras en las tardes.

Angahuan es un pueblo pobre, pero recibe mucho turismo, por el volcán Paricutin, que aparecio hace mas de 50 años, asi que la señoras se aprestan a hacer la bebida tipica de la region que se vende por vaso de a 5 pesos, que si me apuran les describiria como una sopa de elote con chile serrano, asi, saladita y caliente. Para gente que acostumbra comer chile de verdad ellos tienen los chiles verdes ahi mismo pa' que los agarres a mordidas si no es suficiente con el que ya tiene la sopa. A mi me parecio rica, pero muy picante para comermela despues de un viaje y con hambre.


El caso es que Vicente, aunque va a la escuela y ayuda a su papá en lo de la madera, tiene muchas cosas más que hacer. Algunos fines de semana, como este por ejemplo, tiene que hacerla de guia. Lleva a la gente al Paricutin, que esta a unos 13 Km. de distancia del pueblo si vas a pie, en total de ida y vuelta son como 26 Km., si te vas en caballo esta a unos 16 Km. (32 de ida y vuelta) por que hay que rodear las lavas. Aunque obviamente a caballo es mucho mas rαpido (es como 1 hora y media de camino y a veces menos). Mucho del turismo que viene es de extranjeros, eso esta bien para Vicente y su papá por que ellos si pagan los caballos.

El costo por viaje es de pesos 200 por caballo, o sea por persona, más el caballo del guia y otros 200 pesos para el guia. Los turistas nacionales a veces tambien rentan caballos, pero como casi siempre son jσvenes que no traen mucho dinero, pues prefieren el recorrido a pie; que es mucho mas barato, sσlo hay que pagar al guia 350 pesos y ya. Un recorrido al Paricutin es para todo el dia, asi que si el papá de Vicente consigue turistas hay que estar con ellos desde las 9 o 10 de la mañana y de menos hasta las 5 de la tarde.



Este dia llegaron unos jσvenes de Morelia, bueno al menos eso parecía por las playeras, aunque despues el niño se entero que eran del D.F. y de Chiapas por lo que platican. Han convenido con su papá el precio del viaje y ya se aprestan para salir con Vicente. Uno de ellos trae un radio que le gustó, si pudiera se lo compraba, es que con el se escuchan estaciones de todo el mundo, asi como escuchas una estaciσn de China escuchas a unos Alemanes. Asi… con sus palabras fuertes.


Mientras salen, a Vicente le habla la gente del pueblo en su lengua (Purhepecha), cosas incomprensibles, pero por lo que se aprecia son palabras de aliento, el recorrido es largo y Vicente no ha desayunado. Su papα le dio su desayuno que consiste de una coca cola y una concha (pan tradicional) grande, hecha en su pueblo. A Vicente siempre lo acompaña su perro, "el octagσn".


Octagσn es un perro típico de aquellos lugares, mediano, con colores cafes y blancos distribuidos asi, como sin querer. El pobre Octagσn ya esta viejo, tendrα más de 10 años y con unas tremendas nubes en los ojos que lo hacen verse muy extraño, con los ojos casi blancos, parece que en poco tiempo se quedarα ciego, pero sorprendentemente el perro ve ΅Y muy bien!, tanto como para acompañar a su amo Vicente por toda la regiσn y hasta donde Vicente decida. Al perro le da de comer Vicente hasta la tarde y ya que regresen. Mientras, el perro se las arregla por que ni agua trae para el viaje.

Pues bien, el recorrido al Paricutín se hace rodeando primero los cerros. Hay que cruzar sin pasar por San Juan Nuevo, la gente de San Juan ha recibido muchas ayudas. Especialmente por que su pueblo fue destruido por la lava del volcαn y por que lograron buenos acuerdos para la reconstrucciσn. Ellos compiten por el turismo con Angahuan a pesar de que la actividad principal de San Juan Nuevo sea el cultivo de aguacate y la madera.

Cuando nació el Paricutín se tardó casi nueve años en terminar su actividad, se dice que es un volcαn monogenιtico, es decir, que solo hace erupciσn una vez en la vida, aunque este volcancito todavνa muestra actividad. Existen algunos respiraderos de azufre y vapor de agua en donde algunos turistas se paran para sentir calorcito. La regiσn es templada y húmeda, por eso se da bien el aguacate. Como es época de lluvias, Vicente apura a los jσvenes por que si llegan tarde a la punta va a llover y es peligroso, al ser un cono de cenizas recientes, existen muchos materiales metαlicos en la ceniza que atraen las tormentas elιctricas, lo cual aumenta el riesgo de accidentes cuando llueve.

En fin, en el camino y justo antes de llegar a las lavas se ven los restos de algunas fogatas, se nota que en la zona se puede acampar de manera mas o menos segura. Sin guia sin embargo no es fαcil cruzar, es un camino relativamente largo y si se cruzan las lavas por otro sitio es fαcil desbarrancarse, aun hoy, mαs de 50 años despues de la erupciσn, en una zona en donde solia haber pinos, existen muchas rocas sueltas y no hay vegetaciσn sobre las lavas, solo liquenes (que son formadores de suelo) y muy pocos pastos. Vicente no queria hablar al principio, pero despues de oir el radio y las bromas de los jσvenes, se ha abierto un poco y contesta a las preguntas que le hacen, dice que hay conejo, y que hay vibora de cascabel, el clima se estα poniendo pesado por que caminar entre la lava no es fαcil, mαs si estα el sol pegando fuerte, la insolaciσn es un problema frecuente entre los turistas.

El caso es que despues de un largo recorrido entre las lavas que dura casi cuatro horas, llegan al pie del volcαn, es decir al cono. Vicente aparentemente esta tranquilo, no se nota cansado, aunque en el camino chocó con una piedra y se le rompió su coca, estuvo mal por que sin desayunar le va a hacer falta, el chiapaneco le regala un chocolate y con eso se siente mejor. Ya en el pie del volcαn y despues de un ligero descanso se aprestan a subir. El chiapaneco se aloca y se va "echo la mocha", casi solo, inclusive deja a Vicente atrαs, Vicente se adelanta y eso ocasiona que los otros dos, el del radio y la muchacha que los acompaña se desvien, vamos que se desbalaguen un poco del camino.

Así que tratan de subir por una ladera especialmente complicada, estαn en la zona de caída de agua, o sea en lo que sería un futuro río del volcαn, la tierra esta muy suelta en esta zona, lo que ocasiona que ellos dos hagan el triple de esfuerzo y tiempo en llegar a la cima, y para colmo, cuando estαn a punto de llegar amenaza la lluvia, se acercan negras nubes y empieza a chispear. Sin llover todavía y con el temor de que les caiga un rayo se apresuran.
Cuando llegan a la cima Vicente esta echadote en el suelo, descansando con el Octagσn, el chiapaneco esta ahí nomαs, sintiendose el rey, por que ademαs de estar en la punta llego antes que todos. Después de un rato de disfrutar el paisaje del valle entero los tres se toman fotos, solos y con Vicente y Octagσn, después piden que Vicente los baje por las arenas finas, que les recomendaron.

Para eso hay que subir más, por el borde del volcαn y llegar al sendero de arena fina, la arena es muy ligera, caliente, así que es muy divertido, parece que uno flota mientras baja, la arena llega hasta las rodillas, es tan divertido que empiezan a echar competencias, a sentirse astronautas, a bajar agarrados de la mano, e inclusive casi a atropellar a Vicente en la bajada. Lo sorprendente es el perro Octagσn, baja las arenas igual, divirtiendose y con la misma determinaciσn que su amo...


Es tan divertido que parece corta la "caída", una vez abajo llegan al sitio en donde apostan a los caballos, están sus dueños y los demαs turistas, algunos de los turistas no suben al cono, estαn cansados del caballo y no tienen ganas de subir, es un desperdicio por que despuês de la distancia y el esfuerzo es una lαstima no disfrutar del cono y su "caída". Vicente descansa, sus acompañantes también, ellos se notan algo mas cansados. Vicente piensa "y la que les espera" todavía falta la mitad del camino, salieron a las 10:30 a.m. y ya son las 2:00 p.m. el regreso se hace por la misma ruta que los caballos. Es más fαcil regresar por ahí y ademαs se llega al antiguo pueblo de San Juan, que estα bajo las lavas. En cuanto reanudan el camino, ahora de regreso, comienza a llover, la lluvia arrecia y Vicente intenta ir mαs rαpido, lo cual es un fracaso por que sus acompaρantes nomαs no quieren. Lo bueno es que Vicente va con Octagσn, su amigo de siempre.

Cuando llevan casi una hora de camino en el regreso se cruzan con un par de turistas de esos gúeros grandotes, es una pareja, uno de los turistas que vienen con Vicente les pregunta que si falta mucho, en plena lluvia como que ya se agόtaron y no quieren queso, sino salir de la ratonera. Los paseantes le dicen que ya falta poco, esta es una falsa esperanza por que al ver gente a caballo de regreso, creen que ya no estαn lejos de Angahuan, nada más lejano de la realidad...
Los viajantes sσlo llevaban 750 ml de agua para todo el camino, así que para estas alturas ya se les había acabado y se estαn muriendo de sed. Al Chiapaneco se le ocurre utilizar su manga de plαstico como recolector de agua, lo cual funciona muy bien. Todos toman agua menos Vicente, que para ese momento se llena de orgullo de su capacidad física y también rehusa que le presten una chamarra para taparse de la lluvia.

Atraviesan varios cultivos y aguacatales, la zona aun no es muy productiva por que todo estα bajo las cenizas, ahí la técnica para extraer los nutrientes es enterrar los árboles más, para que agarren los nutrientes que existían antes de la erupciσn. Los aguacates por lo tanto se ven chaparritos, pocos de ellos tienen buenos aguacates, pero se ve que van mejorando.


Un buen rato después cruzan por un par de casas que venden refrescos. Para este momento a Vicente ya lo tienen atosigado con la pregunta de siempre "¿Cuanto falta?" y ya hace tiempo que se ha decidido a no contestarla. Cuando el ve que los demαs quieren comprar refrescos en estas casas les dice que no, que no compren que ahí es mas caro y que ademαs ya van a llegar al viejo San Juan, que allα pueden comer.

Media hora después los viajeros arriban y se abalanzan sobre los puestos de comida de San Juan (que parecen mαs un puesto ambulante que otra cosa) como si fueran nαufragos del peor accidente. Tania, la muchacha del grupo ya se habia subido a un caballo que llevaba alguien del pueblo de Angahuan, muy previsor, que les cobra 60 pesos por llevarla hasta Angahuan, con la condiciσn de esperarla a que coma. Los visitantes después de saciar su hambre y sed, y de invitarle a Vicente cuatro sabrosas quesadillas se disponen a visitar el antiguo casco de la iglesia del viejo San Juan Parangaricutiro. Es el ϊnico edificio que sobreviviσ, y eso parcialmente, a la invasiσn de lava del Paricutín.

Impresionante, el chiapaneco decide que no los acompaña y por lo tanto Vicente sσlo los deja a la entrada, a él le interesa más echarse unos buscapiés con sus amigos que están en el mismo sitio, pero ellos traen gente solo a San Juan desde Angahuan, que queda a media hora de ahí.

Cuando todos se reunen, reanudan el viaje. Tania en el caballo y Vicente y sus otros dos acompañantes a pie, los tres de a pie se hacen fuertes, pero después de siete horas de camino estαn agotados.

Finalmente llegan a Angahuan de regreso. Vicente estα contento de regresar a su pueblo, recibe el pago del viaje, con el cual piensa comprarse alguna ropa para ir a las fiestas del pueblo. Parece que aquí acaba la historia, y el trabajo por hoy de Vicente, son las 5 de la tarde y esta algo cansado. Sin embargo, su trabajo no acaba ahí, espera un rato a su papá, que también llevo a unos turistas a San Juan y después se pone a arreglar la madera que venderαn al dáa siguiente. El que si disfruta de un buen descanso es el Octagσn, quien se pone a retozar la comida que recién le dio su amo, en la noche el Octagσn tendrα otras andanzas. Pero esas se las cuento luego.

Tan.. tan..