
"Murió como si estuviera en el rastro
a fuerza, pero sin soltar la rienda.
Su objetivo fue la tierra,
a través de la lucha eterna;
también la Cultura P'urhépecha,
defendiendo la lengua materna."
"Mí querido Pueblo, cómo quieren los que me han juzgado que te olvide, si en ti tengo todas mis esperanzas, si tú me has dado lo que seguramente nadie más me lo pudiera haber dado.
Tú eres mi patria chica y mi verdadera patria, en donde siento realmente que todo lo que existe es mío. Que los bosques, los llanos, las praderas, los caminos, el lago y el Tziráte me pertenecen.
Lo de la otra patria que dicen los gobernantes, que también existe, para mi es cuento y falsedad.
¡Por eso, a ti mi querido Pueblo, no te voy a olvidar ni te abandonaré nunca!
Y juro por mis más sagrados principios y por mis más cariñosos y nobles recuerdos, que siempre estaré presente y dispuesto para cumplir tus órdenes, tus mandatos, en donde quiera que se me encomiende, sin que importe el precio y el sacrificio.
¡Oh, mi verdadera patria cuánto te quiero!
Y cómo no voy a quererte, si aquí nací, y aquí crecí y bajo tus cielos conocí las estrellas. Y dentro de tus horizontes conocí tus montañas, eternos compañeros del místico labriego, de los alegres trinos y del siervo legendario.
Patria mía, noble tierra como tus hijos. Tú te has enraizado en el corazón de mi madre, y ella con toda la dulzura de la mujer india se convirtió en ti. Por eso para mí son una misma cosa, que luego se manifiesta en distintas formas y transparencias, en cariño y dulzura, nobleza y gallardía, esperanza y ensueño, para el alivio de las nostalgias y preocupaciones de todos tus comuneros que te quieren igual que yo.
Debiste haber sido muy grande con toda seguridad, no conocías fronteras ni límites. Pero esos extraños procesos del destino te hicieron ver ésta suerte, y te cortaron y te mutilaron.
No es vergüenza de aquellos que no salieron al frente, por tu defensa, es algo más complicado y difícil de entenderlo, pero, aunque te hayan cortado y mutilado, no te destruyeron tu corazón y alma de gigante. Vive todavía y de testigo está el Tziráte, que además justificará la valentía y el orgullo con que te defenderemos, y te defendemos, y el enorme cariño con que te queremos."
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Carta histórica en audio enviado a esta redacción por parte de la autoridades comunales de Santa Fe de la Laguna, Michoacán, México.
Fotografías en el vídeo del: Profr. Tatá Raúl Máximo Cortés.